lunes, 30 de julio de 2012

Mi inagotable romance con la restauración

El inagotable romance con la restauración y la despedida de un proyecto


Me voy a desviar un poco, si voy a hablar de la restauración, pero esta es la "entrada del desahogo".
Cuánto tiene/debe de aguantar alguien por su trabajo? Yo estoy enamorada de lo que hago. Puedo tener los problemas que sean, estar teniendo el peor día, estar cansada, con hambre, haber trabajado 14 horas en andamio con sol de frente de día y un frío de la chingada en la noche, corazón roto y cólicos, horas extras sin paga, no importa, volteo a ver lo que estoy interviniendo y digo "vale la pena todo esto". De verdad vale la pena. Pero deja de compensar todo eso cuando, en lugar de dejarme trabajar, me ponen trabas todo el día, me tratan como un cero a la izquierda, no me toman en cuenta, prácticamente me escupen en la cara, no respetan a mi gente ni a mí, no respetan mi trabajo y creen que tengo que aguantar humillaciones y malos tratos. Me he ganado con mucho esfuerzo el lugar que tengo hoy.

Trabajar en obra es algo que adoro, al principio lo veía como Play Movil...muchas personitas moviéndose por todos lados, cemento, cascos, "mais", andamios y todo un mundo de hombres. No me costó trabajo adaptarme al trabajo así. Lo que me costó mucho trabajo (y es difícil mantener) es ganarme el respeto mis "coworkers", de los "mais" y los albañiles, que no me vieran sólo como una de las pocas mujeres en obra (o la única, como es el caso ahorita), sino que vieran la calidad de mi trabajo y dijeran "si lo hace bien". Mis amigas no entienden cómo prefiero trabajar con arnés, casco, a 20mts de altura, subiendo y bajando andamios, con polvo, vestida como niño, las manos destrozadas y muchas veces ignorada, a estar en una oficina limpia, con tacones y vestido. El trabajo en obra lo compensa, mi trabajo como restauradora lo compensa.

Trabajando en constructoras he podido ver la transformación y rescate de inmuebles completos, no sólo un cuadro o una escultura, sino de toda un área. He podido ver cómo las paredes recuperan fuerza, he aprendido a usar herramienta pesada, he visto cómo se intervienen y rescatan vigas de cien años de antigüedad o más, cómo se póne el cuarterón, cómo se impermeabiliza con alumbre y jabón, cómo trabajar en alturas, qué implica estar en obra, conocer a los trabajadores, cómo se construye una cisterna y todo eso pudiendo restaurar los bienes muebles dentro de toda esa área. He podido recibir un sueldo haciendo lo que amo y aprendiendo mucho, ser parte de proyectos que han sido cubiertos a nivel nacional, que son partimonio de la UNESCO, he podido ver que mi trabajo como restauradora que ejecuta y supervisa intervenciones importantes y difíciles ha sido reconocido, descubrí pintura del S.XVI debajo de un óleo del XVIII...en fin...

Cada uno de los proyectos que he ejecutado y supervisado los he entregado con una calidad impecable, manejando altísimos estándares de calidad, a tiempo (manejando tiempos siempre justos pero algargando jornadas de trabajo para poder respetar cada una de las acciones y los tiempos que la obra requiere, merece y necesita). Y me siento muy orgullosa de eso. Trabajar así me ha hecho crecer mucho como persona y como restauradora, de maneras que me cuesta trabajo explicar por escrito.

Me parece terrible que me orillen a dejar un proyecto incompleto. Todos los días es pensar "un día más por el trabajo que amo, porque los resanes queden bien, por esos portones, por el inmueble, porque todavía no queda como quiero, por la gente que es parte de mi equipo de restauración...porque vale la pena"

Hoy, cuando veo que se lograron las pruebas de color, que los resanes en la cantera quedan perfectamente texturizados, que los portones están fuertes, que la gente de la Biblioteca "chulea" nuestro trabajo, que las argamasas recobran su lectura estética, me siento orgullosa de lo que hago. Pero ya no lo compensa. Y es muy difícil aguantar así, con todo en contra y poco a favor. Estar en un lugar donde sólo hay obstáculos y poca cooperación no ayuda en nada, donde la gente juzga sin conocerte, donde tu trabajo "opaca" el mal trabajo de los demás es desgastante.

De todas formas, esté donde esté, va a haber una oportunidad para que yo siga restaurando y rescatando obras de arte que lo necesitan. Y pues a otro lugar iré. Yo siempre voy a ser restauradora y siempre voy a estar enamorada de mi trabajo, siempre voy a tener un inagotable romance con la restauración.











domingo, 22 de julio de 2012

Los injertos de cantera

Recuperando la lectura estructural en cantera

 

Como les había dicho, lo bonito de trabajar en obra es que todos los días aprendo algo. En este proyecto, por primera vez intervengo piedra y tengo el mejor equipo de canteros: Ramón y Octavio. Esta semana pusimos el primer injerto. Nos divertimos mucho, ellos me enseñaron y yo fui su asistente por un día. Estas experiencias son las que me hacen el día y me recuerdan lo mucho que amo mi trabajo y la suerte que tengo de poder participar en proyectos como este. Tal vez a mucha gente le parezca poco interesante el inmueble, pero para mí (y creo que para mi equipo de trabajo) es algo que nos permite ser parte de éste, así como cuando paso todos los días por Alfeñique y me sigo llenando de orgullo y de sorpresa ver la belleza que llena esa casa y cada una de las argamasas que pasaron por nuestras manos y que gracias a un excelente trabajo de restauración continúan de pie y lo harán por mucho tiempo. El rescate de este tipo de bienes es lo que hace de esta profesión algo tan importante para la cultura en todos los aspectos.
Lo de la cincelada no es cualquier cosa. Los veía preparando la piedra todos los días, tanto el injerto, como el "cajón" donde va la piedra y cuando estuvo todo listo el viernes, lo pudimos poner. Me explicaron que se cincela hacia el centro de la piedra siempre. Pusieron dos pedazos de varilla para anclar y unir las dos partes, además de la resina que sirve como adhesivo. La resina 60 x 70 se mezcla con polvo de piedra y se resana con lo mismo.
Por otra parte empezamos a restituir las juntas con cal y arena 1:3 y baba de nopal con dulla y espátula a paño (es decir, al nivel de la piedra). Como camino al trabajo, me estuve fijando en los inmuebles antiguos del centro poblano y las juntas que sobre salen (como las que se encuentran en el edificio de El Sol de Puebla) con todo respeto, se ven horribles.

Se me ocurrió tomar video de estos procesos, los vamos a editar y próximamente los pondré en el blog.

Regresando al injerto, la resina lleva catalizador, lo que hace que endurezca en corto tiempo, así que hay que aplicarla velozmente, tanto en el "cajón" como en el injerto y en las varillas para que de tiempo de pegar. El injerto más grande pesa aproximadamente 10kg.

Esto es el inicio de la recuperación estructural y de la lectura integral de los marcos de cantera de la Biblioteca. Fotitos...



















Las argamasas de la Biblioteca

Las argamasas rojas



Estuve investigando acerca de esto, porque caminando en las calles poblanas, en las preciosas fachadas que hay y muchas argamasas, me di cuenta de que algunas son rojas y encontré algo de información...no lo que esperaba pero esto...

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"Existen evidencias sobre la ocupación de Yagul a partir de la época de Monte Albán l (500 años a.C.). Floreció como centro urbano tras la decadencia de Monte Albán (800 años d.C.). Más tarde tras un corto abandono, Yagul volvió a resurgir para constituirse como una ciudad-estado, en el valle de Oaxaca, la cual prevaleció hasta poco antes de la llegada de los conquistadores españoles.
Este importante centro prehispánico, cuyo nombre en zapoteca "Ya-gule" significa "Arbol o Palo seco" cuenta entre sus monumentos con el más grande juego de pelota de la región oaxaqueña y el segundo en Mesoamérica.
Centro Ceremonial: Se encuentra al pie del cerro y sobresale por su integridad. Fue el centro administrativo y religioso de Yagul. Se trata de una gran plataforma integrada por un grupo de edificios, generalmente conformados por un patio central rodeado por columnas y habitaciones rectangulares. Las plataformas y los edificios están constituidos de piedra y argamasa, y los pisos tienen argamasa con restos de pintura roja. Las habitaciones están al descubierto, pero es probable que estuvieran cubiertas con techumbre de morillos, carrizo y lajas de piedra..."
 
 Y de otro lugar...
"El specus de un acueducto era en un principio al aire libre, aunque pronto pasaron a ser cubiertos también; el cubrimiento, con losetas desplazables cada cierta distancia, conseguía que el canal no se taponara con residuos ni se evaporara demasiada agua en su fluir ni bebieran animales ni la gente la sacara; cuando al cabo de un tiempo el agua no avanzaba bien por la acumulación de barros, cañas, etc., se limpiaba el specus, vaciándolo, quitando alguna loseta y extrayendo las impurezas. La hermeticidad del specus y la evitación de fugas de agua se lograban gracias al opus signinum, es decir, una argamasa roja de mortero que revestía el fondo y las paredes del specus con varias capas cada vez más finas"
Las argamasas exteriores, orginalmente hechas con cal y arena, en este caso son únicamente pechos de paloma y dinteles. Las del interior del inmueble son decoraciones muy bonitas que esperamos poder restaurar después, en una segunda etapa de intervención.
Normalmente hacemos calas a petición del INAH, no sólo en muros (buscando color) sino en argamasas. En la azotea es en donde están las que estamos interviniendo. En la cúpula, en los dinteles, hice calas y resultó que no eran de argamasa, sino que son de cemento con el filo o borde de ladrillo, sólo que están cubiertas por una horrible capa de pintura vinílica (de la "manita de gato" que le dieron al inmueble para el desfile del 5 de mayo). Por esto, en los dinteles, voy a liberar los ladrillos, retirando la pintura de manera mecánica (primero lijando para rebajar el nivel, luego con bisturí) y con el apoyo de la carda, sin abrasionar el ladrillo, para después sellarlo con baba de nopal.

En algunos de los pechos de paloma hay un recubrimiento de cemento que, por suerte se fragmenta fácilmente y es fácil de retirar. Las argamasas tienen color rojo de fondo, un rojo como ladrillo (de los que comúnmente se ven en los guarda polvos), tanto en las del exterior como en las del interior...lo cual me intriga mucho. Yo creo que en su época, las argamasas y decoraciones tenían color rojo y la fachada probablemente tenía color claro como blanco o crema, logrando el "juego" de colores que se usaban en ese tiempo.
Después de decaparlas, las estamos consolidando inyectando agua/alcohol 1:1, agua/cal y lechada de cal apagada aprovechando las grietas existentes. Para la reconstrucción de faltantes, lechada de cal apagada con baba de nopal, con algunos pedacitos de ladrillo y armado de alambre para lograr la forma en zonas más complejas.
Ya ahorita estamos en la etapa del enlucido. El enlucido grueso (con la misma mezcla) se lija para eliminar grumos una vez seco y se aplica enlucido fino (de cal apagada con baba de nopal) con cuñas para lograr el acabado fino. Las pruebas de pintura (con pintura hidrofugante, que permite que la argamasa respire) roja fueron buenas.
El problema que yo veo y que desafortunadamente muchas veces se presenta es que la gente cree que no se hizo lo correcto. En qué sentido? en que no es que tengamos que poner un letrero en donde justifiquemos las acciones y en este caso el color y creen que se escojen colores al azar.
Por eso aquí les escribo la justificación y la explicación esperando que entiendan y que pueda transmitirles algo:

-restaurar es recuperar el aspecto original (en lo posible)
-las argamasas se intervinieron para preservarlas, fuera el color que fuera el encontrado a nivel original es SUMAMENTE IMPORTANTE RESPETARLO
-en este caso son rojas (la JUSTIFICACIÓN para reintegrarlas en ese color es que originalmente así eran...y restaurar la lectura estética, que en mi área ahorita no corresponde fachada, únicamente bienes muebles, significa restituir ese color)
-el color actual de la fachada va a contrastar mucho (con todo respeto parecería un McDonald's) pero el color de la fachada (naranja) no es el original (hice calas y tiene un color crema) pero es el color que se decidió, como he mencionado anteriormente como mantenimiento del inmueble (y esperamos nosotros poder "corregirlo" en una segunda etapa de intervención, o por lo menos esa es la intención y la propuesta).

Les dejo fotos del enlucido y las pruebas de color...



















viernes, 6 de julio de 2012

En procesos de restauración...

Seguimos con la restauración de la Biblioteca Miguel del  Madrid...

Ayer empezamos con los injertos para la cantera. Es complicado. La primera vez que hago esto...pero es lo bonito de mi trabajo, que puedo aprender muchas cosas. Los canteros con los que estoy trabajando, Octavio y Ramón, saben mucho y me dieron chance de cincelar un rato la piedra para probar. Se marca la línea de límite y se cincela hacia el centro de la zona a eliminar para que la piedra se parta bien y no se desprendan pedazos que no se tienen que quitar (ahora entiendo los brazos marcados jaja).






También empezamos a retirar las letras de bronce, que se dejarán a resguardo en el inmueble, para poder recuperar la lectura que en alguna época tuvieron los marcos de cantera...recordando que el inmueble era una capilla, no una biblioteca...cuando la construyeron los franciscanos. Las letras (desconocemos exactamente cuándo se pusieron) están adheridas con cemento y con pernos de metal que invaden agresivamente la superficie de piedara, así que tenemos que cincelar con mucho cuidado, porque mi prioridad es la cantera, no las letras, para no lastimarla.




En los portones, empezamos a cortar los pedazos de madera que ya no funcionan, porque están podridos y debilitan toda la estructura. Como es básicamente la parte que sostiene todo el peso, se tienen que poner injertos de madera y soportes de metal (también vamos a cambiar los valeros de madera por unos de metal para que la puerta pueda durar así mucho tiempo sin que se venza por el peso y sin que se tenga que volver a desmontar...estoy pensando en una intervención que dure bastante tiempo, visto que somos los primeros en intervenir esos portones desmontados). Es importante que sepan que sólo estamos retirando lo necesario, yo soy muy pro-mínima intervención así que no quito más de lo necesario. Entonces serruchamos esos pedazos hasta donde empieza la madera "sana" y se desvasta un poquito más con formón para que embone ahí el injerto. Continué con la consolidación con Paraloid (que, en mi opinión, en el caso de la madera, siempre es mejor que la cola animal y en este caso, en el que la pobre está infestada de polilla, usar cola sería contraproducente pues atraería más animalitos) inyectando en las grietas y en los agujeros dejados por la polilla. Estoy repitiendo la operación en zonas bastante débiles pero que no necesitan ser eliminadas, todo con el fin de rescatar lo que más se pueda y de poder restituirle fuerza a la madera. También empezamos a aplicar el antipolilla. Utilizamos un producto que no altera la tonalidad de la madera (ya que retiramos el barniz espantoso que tenía, el color de la madera resultó ser muy bonito y quiero mantenerlo así, de hecho no voy a entintarlo y el barniz que escogí es uno transparente que no amarillea con el tiempo (es para restauración de madera), es mate y no crea una capa dura). Hice una prueba con el anti polilla en un pedazo de madera que retiramos para corroborar que no alterara la tonalidad y salió bien así que ya lo aplicamos en las dos hojas y la puertita del portón principal.







La semana que entra terminaremos con injertos de madera, la aplicación del retardante y las pruebas de barniz para el acabado final en portones...